miércoles, 3 de junio de 2009

Caminé sólo por esta línea, ahora sólo quiero caer

Partió el día con una mirada fría del Sol, en verdad mi memoria borro el hecho de ir al Hogar de Cristo hasta que ya estaba en éste, la micro pareció un simple ladrón de tiempo, pero agradecido por haber llegado con mis dos pies.
llegamos a la puerta equivocada, entonces supimos que la otra puerta con el mismo número era la correcta, entramos al patio verde muerte, y tomamos el camino izquierdo por suerte.
Al caminar por los pasillos blanco agonizante curiosamente mire por una puerta y ha primera impresión paresia una enfermera ordenando una sabana con manchas de liquido y debajo un anciano sacudiéndose como si fuera lo ultimo que haría. Preferí borrar ese episodio para no prejuiciar lo que vería a 15 pasos.

Tuve la suerte de no ser el primero en establecer conexión con lo que mas que miedo, es una sensación de tristeza, y mas que eso es un rechazo involuntario, con el que eh vivido en este cuerpo que no es mio. Cuando entre al baño paresia todo limpio pero sentí olor a muerte, no porque alguien allá muerto allí, sino porque es el mismo olor que mi abuelo emanaba cuando se poso la gran mano sobre su cabeza.
Sin nisiquiera haber hablado con uno de ellos ya sentía que mis nerviosidades actuaban. Dejando de lado mi desapego emocional ante los que me lo piden, partí hacia esta gran sala en que en Sol había puesto sus rayos. De inmediato me uní a la masa para escuchar alguna historia canosa, no seria capas de decir hola hasta que alguien me lo allá demostrado.

La conversación oral comenzó mas sicodélica y bizarra de lo que esperaba, sin miedo alguno una joven anciana adulta le pidió a un igual a mi que le golpeara en 4 partes de su cara, desafiándolo concretamente a que efectuara su mejor estimulo físico en la frente (padre), en la pera (hijo), en la mejilla izquierda (espíritu) y en la mejilla derecha (santo). Ante semejante cordura mi compañero solo pudo actuar con locura, evitando la muerte.
Luego comenzó la conversación telepática perturbadora, en que no pude evitar mirar al preso de las sabanas, claramente mi cobardía egoísta no dejo que mi cuerpo se acercara a saludarlo, pues el me transmitió su no habla.
Entre tanto y tanto me fortalecí hablando con los mas cercanos a mi nivel, los otros, débiles, moribundos, viejos, leprosos, locos, sin habla; preferí asesinarlos por la noche, eliminarlos en mi percepción, ya que el rechazo a los mas débiles es mi don mal donado, quizás me sienta tan joven que temo que al mas mínimo contacto pierda los brazos y solo pueda tocar batería con los pies. Solo pienso en que no merezco ser maestro, porque asesine a los maestros del hogar, seré hijo por siempre, hasta que supere mi asco repugnante que tengo frente a un anciano que solo quiere volar.
Finalmente me retire racionalmente del asilo, en que TODO esto ocurrió
Ahora que mis dedos consumieron la droga de escribir, hablare de mi opinión como persona, y no como mini Dios.
El hecho es que trate de hablar e interactuar lo mas posible con los abuelos, pero algo en mi no me permite acercarme tan íntimamente como para darle comida o ayudarlo en algo que de verdad lo ayude. En ese momento me transformo en un inconsecuente, que solo habla de la ayuda a los pobres pero al momento de hacerlo no le regala el cuerpo mundano. Ojala me naciera la valentía, ojala no hubieran tantos como yo, acomodados individualistas. Uno no cree que allá ancianos en ese estado hasta que lo ve, uno no ayuda hasta que necesita ayuda, porque cuando creo que doi, en verdad estoy tomando. A pesar de todo fue una experiencia inolvidable, en la que entendí lo que es vivir y morir viviendo.
Solo espero no llegar a donde ellos, a querer recuperar mi cuerpo, cuando la muerte exista, moriré, y cuando me coma a mi mismo que me vallan a ver con una flor y un perro, con una flor y un perro.
"Mejores son dos que uno, porque si calleren, el uno levantara a su compañero; pero hay del solo que cuando callere, no habrá segundo que lo levante"

Frase extraída de "El Topo"





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